LE FIGURE DE MODE

Si bien el tema del feminismo alrededor del mundo es bastante delicado de tratar, las diversas interpretaciones que se han dado en la moda es un tópico que no está nada alejado de su objetivo principal.
Esta guerra de géneros que ha surgido por demostrar que tanto las mujeres como los hombres poseen las mismas aptitudes se ha convertido en un desafío constante por el que luchan las mujeres y personas afines a la causa; sin embargo, hasta la fecha no se han podido generar cambios realmente significativos en la sociedad.
El ambiguo universo del diseño también ha formado parte de este batalla, en sus reiterados intentos por contrarrestar el machismo, incorporando desde la época de la enigmática Gabrielle Chanel piezas que buscaban masculinizar la silueta femenina y empoderar a las mujeres por medio de un vestuario totalmente renovado, alejado de los estereotipos sexistas de aquel entonces.

Actualmente, el feminismo ha ingresado en la esfera fashionista disfrazado como una polémica tendencia.
Las prendas se muestran más rudas y se alejan de la imagen que vendía a la mujer únicamente como un ser delicado envuelto en largos telares floreados.
Estas vendrán accesorizadas de diferentes formas, siendo las más notorias las simulaciones de armaduras mediante arneses o de forma más forzada mediante mensajes cortos impresos. Estos últimos creados estratégicamente han demostrado ser los más efectivos, siendo los más relevantes plasmados bajo las firmas de Dior y de Georgian Nina Macharashvili con sus emblemáticos textos "We should all be feminist" y "Girls doing whatever they want".

Es así como este año y el siguiente la rebelión femenina no cesará, llenando las calles de mensajes que si bien visualmente parecen inofensivos y hasta un tanto irónicos llevan en ellos inmersos toda una historia de lucha femenina.

Esta era nos propone un cambio, nos demuestra que los límites entre lo que parecía un imposible de usar no lo es, mostrándonos que las prendas que conforman las colecciones más estrambóticas también tienen aplicabilidad.
Después de analizar varias propuestas vistas en las últimas pasarelas la evidencia de la desconfiguración en la ropa es notoria. Este giro magistral se representa mediante cortes, volumen, modificación o extracción de partes que antes se pensaba eran indispensables.
Todas estas modificaciones y deconstrucciones también implican una reforma en los estilos de vida, los que cada vez son más globalizados.

Uno de los cambios más visibles se presentó el año pasado, cuando las tiendas de pronto moda incluyeron en sus campañas prendas genderless ensambladas en atuendos de ensueño, en donde la forma y el color dejaban de ser un impedimento y podían ser usadas tanto por hombres como por mujeres.
La aceptación de este tipo de pigmento, haciendo referencia puntualmente al rosa pastel o rosa cuarzo ha permitido su inclusión con diferentes variaciones, presentándose en las colecciones de forma pura o con grafías, siendo irresistible hasta para las estéticas más rebeldes, cambiando notoriamente dependiendo del estilo en el que sea incorporado.

¿Pero cuál es el factor que ha convertido este tono en el preferido de ambos sexos?

Las razones son muchas, pero una de las más notables es la fragmentación de los paradigmas sociales, muy diferentes a lo que se establecían años atrás.

Lo que nos espera para las temporadas de Invierno/Verano serán prendas satinadas pasteles, en donde los cortes masculinos serán una vez más anexados como distintivo femenino.
Estilismos estructurados coordinados de forma monocromática harán juego con la superposición de capas en conjunto con tejidos que contrasten entre las texturas.

Apartándonos un poco de la temática de las tendencias para el siguiente año, las ideologías estéticas en las que se fundamenta nuestra generación se basa esencialmente en representar por medio de los estilismos una secuencia que no altere los parámetros de lo que comúnmente se denomina como "normal", teniendo como resultado un efecto de repetición de patrones entre las personas dentro de un determinado lugar; esta similitud y en ocasiones atuendos idénticos se diferencian del resto únicamente por la marca de cada uno; manteniendo a la sociedad dentro de una burbuja de la cual es muy poco probable que salgan. Y es este magnetismo, este miedo a no fallar, lo que lleva a ambos sexos a mantenerse dentro de lo que socialmente es catalogado como convencional, a apostar una vez más a lo que por años hemos visto y aceptado, lo que no permite explotar en su totalidad las prendas, complementos y materiales no convencionales pero que pueden ser adaptados de forma funcional para el día a día.

En la moda como en el arte, la definición de lo estético o de lo antiestético no existe, pues cada significado cobra un sentido diferente de acuerdo a la óptica con la que la persona observe la pieza. Entonces, ¿por qué no incluir materiales nuevos a este espectro?

En un mundo donde las tendencias se consumen vía digital y física, depurar lo que no necesitamos se convierte en toda una hazaña, en donde solo nos queda seguir dos caminos: el de las mujeres que se visten de forma atemporal o el de las que se atreven y exploran.

Personalmente, siempre he tenido la filosofía de que en una sociedad tan conservadora una de las formas de comunicar menos directa pero efectiva se logra con la vestimenta, sin dejar a un lado ciertos parámetros primordiales para mantener el balance.

Alejémonos de la idea de estilar las mismas prendas de la misma manera en la que lo hace el común.
Imprimamos nuevas coordinaciones de estilo, creemos nuevas estéticas o alteremos las ya existentes, de tal forma en que estas nos definan y nos permitan distinguirnos dentro de la gran masa que mueve esta amplia industria denominada moda.

Uno de los mayores desafíos por los que atravesamos las mujeres y en cierta medida los hombres lo experimentamos al momento de escoger las prendas que conformarán nuestros estilismos. Sin importar el evento, el día o el lugar siempre llega a nosotros esa pregunta un tanto trillada de ¿y ahora que me pongo? Si bien conocer el código de vestimenta y adaptarlo según nuestro entorno y gustos ya resulta un tanto abrumador, a esto se le suma el desarrollo exponencial de las propuestas de moda en el mundo.

Tanta información resulta bastante difícil de dirigir, más aún cuando no se tienen claros ciertos parámetros básicos. Cada tendencia trae un pro y un contra oculto debajo de cada prenda, lastimosamente no todas son aplicables para la vida fuera de pasarela, ni se adaptan de igual forma a todos los cuerpos.

El otro gran significativo problema sucede con los tejidos, algunas tiendas no tienen una segmentación que permita al usuario vestir con las tendencias de acuerdo a cada clima, sino que plantean los mismos diseños sobre textiles que la mayoría de veces no se pueden acoplar a todas las regiones.

Últimamente, las plataformas digitales nos han expuesto un sinnúmero de exquisitas piezas en Jersey, trayendo una ventaja consigo, y es la gran variedad de gramaje en la que es fabricado, por lo que aplicarlo en climas fríos o en ciudades como la nuestra es posible gracias a esta característica.

Estas prendas traen una repetición en particular muy marcada, haciendo énfasis en las mangas de cortes extra largos con ruedos; si bien al inicio los espectadores estaban un poco escépticos del uso y de la funcionalidad de esta tendencia, a lo largo de este año se demostró que el desarrollo y la deconstrucción de patrones es lo que esta permitiendo esta drástica evolución en la industria.

Estos diseños enaltecen las formas y las proporciones, buscando desarrollar nuevas siluetas por medio de tejidos texturados, piezas oversize y combinaciones de tonalidades; dándonos la posibilidad de experimentar y coordinar innovadores estilismos.

Después de finalizar las semanas de la moda alrededor del mundo varias tendencias quedaron muy marcadas para las siguientes estaciones. Y aunque algunas de ellas ya se habían manifestado a lo largo del 2016 en las colecciones RTW, las siguientes temporadas vendrán con ciertas modificaciones, adaptándose a las tonalidades y ornamentos previstos para el 2017/2018.

Una de las más impactantes sin lugar a dudas fue la representación de la desnudez en las pasarelas, la que nos envolverá entre cortes asimétricos translúcidos y largos indefinidos.

Exhibiéndose de una forma audaz y sin tapujos, por medio de un material que por décadas había sido por excelencia característico de las balletistas.

El Tul hará una entrada triunfal, ya no solo con su presentación ultra femenina y de delicado acabado en tono rosa y celeste pastel, sino que vendrá en diferentes versiones, reduciendo su volumen a una sola capa; en donde sus aplicaciones renovarán totalmente las prendas planteadas hasta ahora, ubicándose en mangas xxl o estilo victoriano, cuellos, bolsillos y complementos.

Si bien esta tendencia la hemos presenciado actualmente con pequeñas introducciones en estéticas deportivas y románticas, para el próximo año nos proponen adaptarla en los estilismos dándole todo el protagonismo; ya sea estilándolas como prendas superpuestas o por debajo de ellas. Generalmente las veremos confeccionadas sobre pigmentos oscuros. Sin embargo, los colores compuestos por tintes diluidos prometen ser la opción más solicitada.

Este etéreo textil ya no solo será aplicado para el género femenino como se propuso inicialmente, abarcando el universo del "menswear" que amplia cada vez sus vertientes. Tejidos transparentes sobre piezas de mayor gramaje o en su variación más arriesgada dejando expuesta toda o parte de la piel, en donde el contraste de los tonos permitirá experimentar una conexión entre el cuerpo y el Tul, cambiando dependiendo de la tez de cada persona.

Es así como los códigos de vestimenta se renuevan radicalmente, dejando en el pasado el tabú de que la mujer debe cubrirse por completo.

La predilección hacia ciertas tonalidades se desarrolla a lo largo de nuestra vida, cuando experimentamos con los colores que incorporamos en nuestro diario vivir, va más allá del simple acto de seleccionar un tono en la paleta que nos propone Pantone para las temporadas año tras año y adicionarlas a nuestro armario.

En realidad los pigmentos tienen una carga visual tan importante y significativa en las prendas que influye de forma negativa o positiva en como nos perciben los demás, aunque muchas veces por desconocimiento incorporemos en nuestra vestimenta tonalidades que no se fusionan con nuestra esencia.
Catalogar uno o varios tonos como nuestros favoritos es un proceso, no se lo hace de forma tan superficial como se piensa, va más allá de las tendencias, se relaciona directamente con la personalidad, características físicas y lifestyle de cada persona.

El dominio que tienen los colores sobre las piezas es tan influyente que se convierte en un factor decisivo al momento de adquirir una prenda o cualquier objeto en donde el color sea predominante.
Hay estilos que se componen más con ciertos tintes que con otros, como lo son las corrientes Punkeras, Rockeras, Minimalistas entre otras, en donde la predominancia del negro y sus derivados son particulares. Anteriormente se había denominado ciertos colores de uso exclusivo para un solo género, regla que perdió vigencia en nuestra era, tornándose los tonos de uso masculino o femenino abiertamente genderless.

En el reino de la moda este dominante color no deja de estar presente, es el tinte por excelencia Parisino; en un principio se relacionó la adición exagerada en las colecciones con la crisis mundial, pues los diseñadores reflejaban el estado de recesión en sus magistrales piezas inundadas con esta tonalidad, aunque alejándonos de esta teoría el negro siempre ha imperado en la vestimenta femenina y masculina.

Elegir matices que se adecuen con nuestro estilo es uno de los placeres que solo el universo de la moda nos puede brindar, descubrir nuestros gustos y afinidades por medio de las piezas, tejidos, tonos y grafías reflejando nuestro verdadero ser es algo que todas deberíamos experimentar, más allá de las tendencias del momento.

Este eterno color se repite una y otra vez en los requerimientos de los dresscode en los eventos sociales, en donde estilizar ésta tonalidad es sinónimo de una clásica distinción.

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La nonagenaria, Iris Apfel se ha convertido en una leyenda icónica del estilo, su vestimenta exuberante, maximalista y ecléctica han hecho que éste personaje capte la atención en cualquier lugar al que se dirija; su peculiar gusto en la manera de vestir, deja a un lado los estereotipos ya estipulados e impera su percepción junto a la forma de crear atuendos con todo tipo de piezas, las que no siempre son escogidas de tiendas de renombre, pues lo que ha caracterizado a ésta mujer es su gran gusto al momento de coordinar estilismos.

Se le hace fácil diferenciar entre proporciones, tonalidades y texturas, lo que la lleva a tomar decisiones muy espontáneas y acertadas, las cuales no siempre son bien vistas ante el ojo de muchos.

¡Posee un talento de envidiar!

Dueña de una estética que ha muchas se les haría imposible imitar, Iris no solo fue reconocida como ícono de la moda por el Costume Institute, su contribución en la industria del diseño de interiores y textiles han sido los que le han permitido seguir vigente dentro de esta variable industria.

Su estilo reconocido mundialmente por la inclusión de patrones coloridos étnicos, abstractos y geométricos en tándem con prendas embellecidas y complementos oversize, son los elementos que hacen particular la vestimenta de ésta eminencia de la moda, la que cree firmemente en que no es necesario gastar exorbitantes sumas de dinero para armar atuendos acertados, pues la mayoría de las prendas con las que Iris compone sus estilismos son piezas de segunda de mano; para lograr esa facilidad de conexión con las piezas necesito tiempo, debió conocerse, analizarse a ella misma, y darse cuenta que lo que importa realmente es el confort, de lo contrario parecería que la pieza no pertenece a su universo.

Todos los aportes que ha hecho en la industria la han convertido en la nueva "rol model" a pesar de que existe una brecha generacional entre Iris y las jóvenes, cambiando el imaginario colectivo desde una perspectiva inimaginable, rompiendo los esquemas del "Dresscode" clásico por uno totalmente transgresor, el mismo que no se basa en ninguna corriente existente, menos en las tendencias propuestas año tras año, logrando ingresar en la retina de editores de moda y afamadas marcas para quienes ha diseñado siempre bajo su sello característico.

Su fama tardía confirma que Iris no busca seguidores, mucho menos promueve una cultura anarquista, más bien deja un legado de autenticidad, confirmándolo con su icónica frase: "No existe un camino exacto si de estilo se trata. Esto se basa en la actitud de cada persona."

Es por ello que defiende la legitimidad a capa y espada, teniendo a su vez un recelo con la nueva forma en que los diseñadores representan la moda actualmente.